PATRONES DE CONDUCTA Y CONEXIONES ONLINE

Todos estamos hiperconectados. ¿No te ha pasado alguna vez que has consultado por Internet el precio de un artículo, quizá unas gafas y que en poco tiempo te han llegado ofertas de ópticas y servicios de oftalmología a través de tu correo electrónico, redes sociales e incluso por teléfono? ¿Cómo lo saben?
A pesar de que vivimos en la era de la protección individual y el derecho a la intimidad y de la privacidad, lo cierto es que, nuestros datos personales están en venta. Un algoritmo mutante sabe qué páginas visitamos por Internet, cuantos clics hacemos en cada sitio y ni siquiera la navegación privada o «de incógnito» [Ctrl + Mayús + N], un recurso algo infantil para los tiempos en que vivimos, nos libra de ello porque todo lo que hacemos en Internet deja su rastro.
¿No te han llamado alguna vez por teléfono para ofrecerte los servicios de una empresa de telefonía de la que ni siquiera habías oído hablar, y que sin embargo conoce con toda certeza cuál es tu consumo de teléfono, paquete de conexión y plataformas streaming contratadas?
De alguna manera vivimos en esa permanente sensación de que todo el mundo sabe lo que hacemos y sin darnos cuenta de ello, nosotros hemos alimentado ese fuego con las fotografías de nuestros viajes, celebraciones y eventos personales. No podemos obsesionarnos con algo así, como si viviéramos en una especie de «conspiración del pánico», pero sí que en algún momento debemos tomar de nuevo las riendas de nuestra vida y ser prudentes.
El Consejo General de Andorra aprobó a finales del año pasado la Ley Cualificada de Protección de Datos Personales. 29/2021, y que después fue publicada en el Boletín Oficial del Principado de Andorra del 17 de noviembre de 2021. La Ley [LCPDP] está dividida en siete capítulos y consta de setenta y cuatro artículos que tienen como objetivo armonizar la normativa interna del país con la regulación europea [UE] relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos.
Se trata de un texto muy extenso que además incluye tanto el tratamiento automatizado como no automatizado de datos personales contenidos o destinados a ser incluidos en un fichero. La [LCPDP] también será de aplicación a los tratamientos de datos realizados por responsables o encargados del tratamiento no domiciliados en el Principado de Andorra o no constituidos en el citado territorio de conformidad con las leyes del país cuando, para el tratamiento de los datos, empleen medios que se encuentren ubicados en el territorio y, en tal caso, será necesario que los responsables y encargados que se encuentren en tal situación, designen ante la Agencia Andorrana de Protección de Datos un representante que deberá estar establecido en el Principado de Andorra.
También hay que destacar que la nueva ley introduce un artículo relativo a la garantía de los derechos digitales y establece, entre otras cuestiones, que toda persona tiene derecho a acceder a internet y que tal acceso debe garantizarse a toda la población, de forma que dicho acceso sea asequible y de calidad, a los efectos de procurar la superación de la brecha de género tanto en el ámbito personal como laboral, así como la superación de la brecha generacional, mediante acciones de formación dirigidas a personas de mayor edad.
No podemos dar la espalda a lo evidente. Vivimos en la era digital, la inteligencia artificial y la hiperconectividad. Millones de datos se mueven constantemente a través de Internet y esto ha producido ciertos «vacíos legales» que ya se están atendiendo mediante leyes que garanticen nuestro derecho a la privacidad. Andorra es un claro ejemplo de cómo velar por esos derechos al implementar los recursos, promulgar leyes que estén de acuerdo con los tiempos y vigilar su cumplimiento.
Todos nosotros nos sentimos felices de vivir en un país como Andorra por muchos motivos, y la forma en que se cuida la intimidad de sus ciudadanos es uno de ellos. Desde nuestra agencia inmobiliaria La CLAU group Andorra somos conscientes de la importancia de preservar la privacidad de nuestros clientes, por lo que este derecho está cada vez más reforzado a través de nuevos y actualizados protocolos de confidencialidad de datos.
Nuestros clientes son importantes para nosotros, son nuestros amigos y al confiarnos sus intereses asumimos un acuerdo profesional informado y de implicación sobre el uso concreto que hacemos de sus datos, que son única y exclusivamente para fomentar sus intereses durante el proceso de transacción inmobiliaria.
EL HAPPY HOUR Y EL INTERNET EN LA OFICINA
La hora feliz, también conocida por la expresión inglesa happy hour, comenzó siendo una estrategia de marketing por parte de algunos bares, pubs y discotecas de varios países del mundo, en el que se ofrecían bebidas durante momentos concretos a un precio más económico, pero este concepto fue adoptado por algunas empresas sobre el uso que hacían sus empleados a través de Internet.
Aquellas oficinas en las que cada trabajador, a veces cientos de ellos, disponen de equipo informático y conexión a Internet, muchas veces debe ser regulado por una serie de pequeños preceptos o buenas praxis sobre un uso inteligente, prudente y de cierta rectitud moral. Sin embargo, en muchos casos los empleados han pasado mucho tiempo realizando compras personales, consultas sobre viajes o productos de interés personal, juegos de ordenador, encuentros deportivos, descargas de todo tipo o visitando páginas de dudosa reputación, todo ello con el riesgo potencial de que el equipo, muchas veces conectado en red, se vea infectado por un malware, troyano o virus que perjudique a todos los equipos. Por lo tanto, muchas de las principales compañías han adoptado una política de seguridad en la que el empleado solo puede navegar por páginas ajenas a los intereses de la empresa durante un tiempo determinado, una happy hour, quizá a la hora de la comida y con limitaciones sobre contenidos. Una especie de «Control parental» para adultos.
DELETED DE LA HUELLA DIGITAL
Los estudiosos en conectividad y comunicaciones lo llaman La Huella Digital, que son como las migas de pan que todos dejamos en Internet. Esos rastros revelan la identidad de cada persona en cuanto a sus tendencias ya que guarda los intereses de cada usuario en función de su propia navegación.
¿Cómo podemos borrar nuestra huella digital?
- Eliminar los datos públicos que puedan aparecer en algunos sitios web.
- Hacer una revisión de las opciones de privacidad en las redes sociales.
- Ajustar la configuración de privacidad de nuestros navegadores y aplicaciones móviles.
- Limpiar el historial del navegador al menos una vez a la semana.
- Limpiar el contenido de nuestro ordenador o smartphone mediante aplicaciones (tipo CCleaner) o un software específico.
Borrar de forma eficaz y permanente todos tus datos de Internet no es tarea fácil y en algunos casos hay que pagar importantes sumas de dinero a empresas dedicadas a ello. Sin embargo, existen algunos servicios bastante efectivos y gratuitos pensados para eliminar nuestros datos o cuentas zombies en diversos sitios de Internet. Uno de los más populares es deseat.me. Al introducir nuestro correo electrónico de Google o de Outlook la aplicación rastrea infinidad de servicios en los que nos dimos de alta con nuestra cuenta de Google o de Microsoft y elegir los que queremos que desaparezcan.
¿Recuerdas la máxima «Saber es poder»? Thomas Harrer, director de tecnología de IBM reconoce que actualmente, siete de las diez marcas globales de mayor valor son las empresas de datos.
David Gasparyan, presidente y CEO de una importante multinacional sobre seguridad informática afirmó que «ninguna empresa va a sobrevivir en el futuro sin implementar, o al menos obtener una comprensión de la inteligencia artificial y cómo se puede utilizar para captar mejor los datos que se recopilan«
Todos estos datos crean patrones, nuestros «i like» definen el tipo de producto que nos interesa y el mundo comercial encuentra una forma potencial de atraernos hasta ellos.
De manera que todo parece encaminarse a un mayor control de las máquinas sobre nuestras vidas, pero para ello son necesarios los datos. Todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir es una especie de «Show de Truman» en el que no podemos evitar sentirnos observados.
Así es que, aunque no deseamos volvernos paranoicos ni renunciar al avance de las nuevas tecnologías sí que podemos ser más prudentes en la forma en que interactuamos con ellas no revelando tantos detalles, muchas veces innecesarios, sobre nuestra vida privada.